Todocaminos

Aun cuando en Venezuela, usualmente, casi no se tienen en cuenta los libros de autores nacionales, y menos si son de literatura, en mi condición de lector cómplice y navegante de letras y ficciones, me permito expresar mis puntos de vista sobre el libro Todoca minos del profesor Jorge Riva deneyra. Esta es una obra de relatos, o pequeños ensayos, donde el autor narra algún aspecto de lo real-imaginario, para dibujar un panorama del ser humano que habita nuestro país. El autor afirma que este país es el más bello del mundo, pero sólo se trata de una realidad disfrazada con el vestido de la tierra de gracia, para no llamarlo paraíso, como lo hacía León Pinelo en el siglo XVI. Desde luego, esta especie de encantamiento hace caso omiso de que la Luna tiene cuatro fases y que en este mundo nada tiene una sola historia. En otra parte del libro se cuentan las peripecias de un hombre que elude la locura automovilística de una Caracas llena de pordioseros, saltimbanquis y carteristas. Ese hombre está convencido de que ser libre es poder comprar el periódico de su preferencia para informarse acerca del último tsunami, del divorcio de una estrella de cine o del asalto al camión que transportaba 50 millones de la nómina de una gran empresa. Otro de los relatos menciona el sube y baja de la universidad, oronda y satisfecha porque está cobijada con el renombre de antiguos abolengos. En ese ámbito, investigar significa leer a los autores famosos de Europa o de Estados Unidos, para reproducir esos pensamientos en las tesis de ascenso y en las doctorales. En este relato se infiere que, aun cuando parecen librepensadores, en las profundidades de su ser todavía creen que hacer el amor es un delito, y suenan todas las alarmas de la moral cuando se incurre en el adulterio, como aquel famoso romance entre Heidegger y Hanna Arendt, sin que les importe un pepino que esos personajes escribieron libros que han hecho caminos. Con el título de Argumen tos ruidosos, encontramos en Todocaminos narraciones acerca de las guerrillas de los años sesenta del siglo XX y de sus momentos estelares, sin olvidar sus liberticidos. Tal es el caso cuando se fusila a un centinela que se quedó...

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