Todos esos muros

En mi oficina de profesor universitario hay un pequeño trozo del Muro de Berlín. Está colo cado junto a un fósil de almeja, a una piedra rica en minerales brillantes y a un trozo de roca con restos de insectos incrustados. No debiera estar ahí, no es ese su lugar. La almeja y la piedra, la roca y los insectos, son la naturaleza misma, expresada en algunas de sus tantas manifestaciones de vitalidad. El Muro, por el contrario, fue el símbolo de lo artificial, fue la señal de la muerte anticipada.Exageraríamos su impor tancia si hubiese sido solo uno, el de Berlín, pero desgraciadamente esa muralla siniestra se ha multiplicado donde ha puesto sus pies el marxismo. Dentro de la Unión Soviética, los 476 campos principales y los 2.000 recintos subordinados que conformaron el Gulag constituyeron el muro para millones de enemigos del pueblo. Desde el mar Báltico al Mediterráneo, toda una cortina de hierro cerró el paso a la libertad de millones de europeos durante casi 50 años. En el Asia, Corea, Vietnam y Camboya construyeron sus propios muros: una frontera hasta hoy inexpugnable en la península del...

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