Más toques de fe que de historia

Cualquiera es libre de contradecirme. Esta advertencia de Benedicto XVI figura en el prólogo del segundo tomo de la biografía del hijo de Dios que escribió. Conviene no olvidarla para entender el tercero y último, que acaba de publicarse con el título La in fancia de Jesús. No he inten tado escribir una cristología, señala el Papa. Efectivamente, el libro no es una biografía al uso, ni de lejos, sino una exhibición de elaboraciones teológicas, una cristología desde arriba, por citar el precedente famoso de El Señor, de Romano Guardini, tan admirado por el Papa. El lanzamiento del libro ha contado con una polémica en torno a la presencia, o no, de un buey y un asno en el establo donde nació el fundador cristiano. También se ha discutido la insistencia del Papa en que todo empezó en un pesebre de Belén, adonde José y María habrían acudido para cumplir con un censo decretado por Roma. Historiadores antiguos y modernos desmienten esa tesis con toda certeza. En realidad, el Papa no refl eja el debate sobre los hechos. Benedicto XVI conoce el te rreno que pisa. Por ejemplo, descarta a Nazaret como el lugar del pesebre porque si Jesús hubiera nacido allí, una pequeña ciudad de Galilea antes de él sin ninguna celebridad, ¿cómo coincidir el que descienda de la casa de David? También se derrumbaría con estrépito la larga genealogía de José, el padre legal de Jesús, que remonta hasta Adán pasando por David y Salomón. Ha pensado Ratzinger en esa circunstancia cuando escribe página 11 que Nazaret no era un lugar que hubiera recibido promesa alguna. Recuerda, por eso, la respuesta que un futuro discípulo de Jesús, Felipe, ha dado a su compañero Natanael cuando este le comunica que aquel de quien escribieron los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret. La respuesta de Felipe es conocida, y al Papa le gusta subrayarla: ¿De Nazaret puede salir algo bueno?. En pañales. Benedicto XVI, de 85 años de edad, empezó a escribir esta obra antes de encumbrarse en el pontificado romano, en 2005. Eso quiere decir que el primer tomo, y probablemente el segundo, son obra del teólogo Joseph Ratzinger. Fueron textos sólidos, de peso, incluso físicamente 447 páginas el primer tomo; 396, el segundo. El que ahora se presenta apenas 137 páginas, editadas por Planeta lo ha escrito como Papa, en medio de las imponentes parafernalias del cargo. El autor parece reconocerlo en el prólogo: Espero que, a pesar de sus límites, este pequeño libro pue da ayudar a...

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