Tragedia anunciada en Port Said

Ayer el estadio de la ciudad de Port Said, a unos 200 kilómetros de El Cairo, aún padecía los estragos de la tempestad que el miércoles transfiguró el final de un partido de fútbol en una masacre con 74 víctimas y en una trampa para cientos de heridos. Sobre su césped jirones de ropa, zapatos sueltos, algodones ensangrentados y asientos arrancados de las gradas reconstruían el relato de los minutos en los que una turba arrastró al fútbol egipcio hacia su noche más trágica. El escenario del drama fue el campo del equipo local Al Masri, fundado en 1920 frente al poder colonial británico. Los ultras llevaban preparando el partido desde hacia una semana. Habían logrado aumentar la tensión por Facebook, explicó Mohamed Yunus, el presidente del estadio. Alcanzadas por el temporal, varias de las puertas que enjaulaban al público lucían un aspecto ruinoso: No resistieron los envites de los fanáticos que en el minuto 97 irrumpieron en la hierba a la caza de los jugadores del Al Ahli, el club más laureado de Egipto. Durante las horas previas al encuentro, Twitter propagó en 140 caracteres la crónica de un desastre anunciado. Si vienes al partido, escribe antes tu testamento, advirtieron entonces aficionados del Al Mas ri. Y el aviso se cumplió ante la falta de agentes de la policía y militares. Los agentes se limitaron a mirar. Tenían miedo, relató Yunus. Los veinte minutos de vio lencia que sucedieron a la victoria del Al Masri solo cesaron con los tiros al aire de las fuerzas de seguridad. Para entonces el asalto había degenerado en una matanza. Todos mu rieron por asfixia o hemorragia interna. No existen rastros de cuchillos ni balas, aseguró Hasan el Esnawy, director del hospital que recibió...

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