Trascender en verbo el pensamiento puro

Entre lo dicho y lo escrito por Reyna Rivas, hay una encar nadura, una trinidad, en la cual se unen --como ella no sólo creía, sabía-la palabra, los sueños y el tiempo para alumbrar la poesía. Su vida toda estuvo regida por afanosas urgencias para dar con el ritmo, con la cadencia, de lo indecible dicho, de la transubstanciación del pensamiento puro en creencias, en sentimientos y en raciocinios, es decir, en poesía pura. Insisto, su vida, --que re cién el pasado 23 de marzo, se transfiguró en transparencia que palpitará en la alta memoria, donde confluyen y se confunden las temporalidades, lo imperecedero, lo sempiterno--, estuvo guiada por afanes, faenas, del corazón, del alma, la mayoría ligadas al arte, a la creación. Su hogar, sus días, sus desvelos se entrelazaron para satisfacer su sed de cantar, escribir, enseñar, dar vida a instituciones para fomentar y albergar las expresiones artísticas. Fue una mujer estudiosa, ávida de aprender, tanto, que luego de formarse como profesora de Castellano en el Instituto Pedagógico de Caracas, al llegar a París en 1949, inicia exigentes estudios de Filosofía, y es tal su dedicación que comenzó a sufrir de vértigos, padecimiento del que nos dejara testimonio en uno de los importantes ensayos que escribió sobre la pensadora española María Zambrano, en el que la escuchamos decir: `Tú tienes una caída del tiempo, quizás te entregaste a estudiar filosofía con demasiado ímpetu?... Ella tenía razón, yo tomé con inmensa pasión los estudios para obtener el certificado de Filosofía en París La Sorbonne y al mismo tiempo estaba yo escribiendo un largo ensayo sobre la palabra virginal, sobre el verbo continente del tiempo, sobre el sueño y lo que en el sueño decimos, oímos y cantamos. María me aconsejaba mucho y me decía de viva voz y por cartas: `la música, Reyna querida, la música te sacará del abismo donde me dices que estás ahora, te sacará hacia la luz, la música es luz, es el camino ofrecido como dádiva divina? y así decía y escribía: `la palabra nace cuando hay paz y reposo y cuando no se la llama, cuando se ha sabido aguardar sin impaciencia... hay que escucharla y amarla en silencio... el silencio sin el cual ninguna palabra es poesía... tienes una caída del tiempo...?. Para toda la vida, Armando Barrios Se supo afortunada, y su modestia, aprendida en su hogar materno, le permitió aquilatar las experiencias que viviese para ofrecérselas a otros. Su gran fortuna la constituyó la familia que formó...

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