Una soñadora que trasciende el patetismo

Su nombre era Florence Foster Jenkins y era excéntrica. Tenía muy claro su objetivo de vida: ser cantante lírica. Pero su aparente habilidad no era tal y para el resto de los mortales su voz no atinó una nota nunca. Fue conocida entonces como la peor intérprete del mundo, pero el empeño en realizar su sueño despertó admiración y seguidores. Así se convirtió en un fenómeno en los años cuarenta, grabó discos y hasta ofreció un concierto en el Carnegie Hall de Nueva York. Su historia es el argumento de Glorious, original del escritor inglés Peter Quilter, cuya adaptación se estrenará el viernes en el Centro Cultural BOD-Corp Banca, dirigida por Daniel Uribe. La idea surgió en Madrid hace dos años, cuando vi el espectáculo y salí encantado. Ella se hizo muy famosa por su...

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