Las travesias de Sorelia arrancan en Guardatinajas

Yo aquí vivo tranquila. Me levanto temprano, les doy comida a mis animales, monto la sopa, pelo el maíz y acomodo mis matas. Pero sé lo que pasa en el país y me preocupa.No por mí, que ya soy vieja, pero por mis nietos que tengo muchos. Salgo a comprá un remedio y no consigo nada, cuenta María Romero mientras va sacando maíz para las gallinas y guarda las hojas para hacer hallaquitas. La conseguimos bajo las matas de mango de su patio. Ahí arma tremendas rumbas en Semana Santa, con baile de joropo al son de arpa, cuatro y maracas. Soy buena joropera, me gusta bailá joropo con mi ma rido y me emparrando.Así parece que sucede con muchas mujeres en Guardatinajas. El joropo las alborota, a pesar de lo que explica Ronaldo Ramos, el nuevo director de la escuela Joroperitos de Guardatinajas. Con apenas 16 años entendió que había que conservar la tradición, así que heredó el ofi cio que antes tuvieron su tía Ligia Pérez y su mamá Patricia Vale. El hombre cuando baila joropo es machista. Es quien manda. Solo el hombre zapatea. Agarra a la mujer por la cabeza, la pasa por debajo del brazo y la pone a dar vueltas.Ella sabe que debe someterse y dejarse guiar. En el joropo se luce es el hombre. La mujer lo tiene que seguir, dice y va mostrando cada paso en el corredor de La Casona, la casa donde Sorelia Franco recibe a sus huéspedes, dos kilómetros antes del pueblo de Guardatinajas.Sin embargo, Ligia Pérez de Figueredo asegura ser la gran joropera del pueblo.Soy buenísima. Me gusta mucho salí a bailá en las fi estas de Semana Santa. Tengo mi licorería, pero el gobierno me tiene loca con el horario. Si llega alguien a las 9:00 de la noche que quiere un vacío, ¿no se lo voy a vendé si no he vendío nada en todo el día?. Ahora ofrece matas que busca por Calabozo o las saca de por ahí. Pero su ofi cio más atractivo son las piñatas que hace con taparas. Recoge las más grandotas cuando las consigue las vacía y las adorna con papel de seda. Le quedan preciosas. Las expone sobre el estante de la licorería. Como las compramos, pidió fotografi arlas para enseñárselas a las nietas. Es una gran conversadora. Pero no se ríe.Frente a la plaza de Guarda tinajas conseguimos a Loizy, con jeans, camisa y cintura apretados. Se acerca a la ventana del carro y arranca con una copla. Es una catarata de voz. En la noche la gozamos con el grupo mientras Ronaldo zapateaba y explicaba. Así es un Día de Tra vesía con Sorelia Franco, el nombre de su empresa que recorre el llano...

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