Los tres en uno

La cárcel de La Planta se parece al samán de Güere porque le salen raíces en todas partes. Ahora resulta que no fue la ministra Iris Valera la que apagó el incendio y doblegó a los presos alzados en ese hacinado retén, donde abandonados y sin que se les tomara en cuenta durante los doce años de gobierno popular, estalló una rebelión que mantuvo en vilo a los vecinos, a los empleados y trabajadores de la zona de El Paraíso, y causó la muerte de un ciudadano que descansaba en su hogar.

Desde luego, esa muerte será atribuida a los presos que disparaban y, en ningún momento a los Guardias Nacionales y miembros del Ejército que, según los medios de comunicación, actuaban en la zona.

A la prensa le cuesta ser precisa y objetiva cuando no recibe respuestas a las preguntas que formula al Gobierno para determinar la verdad de los hechos, pero esa es la orden que ha dado el Comandante: A los medios independientes ni agua. Nunca vamos a saber quién mató a ese ciudadano si no cambia la corrupción imperante en las instituciones, todas enfiladas a justificar los atropellos de los cuerpos represivos.

Para complicar más las cosas, desde el mismo Gobierno se lanzan señales contradictorias sobre quienes tomaron realmente las decisiones para actuar contra el motín de La Planta. Desde un primer momento apareció la ministra Varela como la comandante de la operación. Así lo dijo y así se vio por la TV, se escuchó por la radio y se leyó en la prensa escrita.

Pero de pronto surgió el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, como el actor fundamental de la pacificación de los alzados en La Planta. Nadie más adecuado que él a la...

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