Los tres golpes

Pasó de moda. En la vida de los urbanitas ya no hay tres golpes.Servían para restau rar fuerza y el ánimo. Para partir la jornada, para compartir mesa y sobremesa con esa unidad social llamada familia y amigos.A medida que avanza el si glo, eso de los tres golpes para compartir y para restaurar se desdibuja hasta convertirse en pasado cercano.I En el siglo XXI, las sociedades reescriben las formas, las ho ras y los ritos del comer. No solo el cuándo y cómo se come, sino también lo que se considera sabroso y adecuado.La noción de satisfacción ha cambiado. La nutrición se desespera: mientras más investiga, descubre y sabe, menos caso se le hace. El prestigio social del nutricionista ha sido opacado, sustituido por el horóscopo. Importa más si Marte va rumbo a la casa de Venus que el valor y cultura de un plato de lentejas.Las alertas se disparan cuan do Mercurio entra en retrógrado y no cuando se conocen detalles de los efectos perniciosos de la exitosa comida que no se cocina, sino que se fabrica, produce en serie, en gigantescas usinas industriales. Y que después se venden en lustrosas, llamativas, bolsitas de papel de aluminio en colores.Así, el gusto en el siglo XXI va cambiando, volviéndose uniforme, planetario, más dependiente de...

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