El 7-O en tres segmentos

Me ha tomado buena parte de la madrugada del lunes buscar reponerme de la desolación que me produjo la derrota electoral y tratar de poner los pensamientos en orden para presentar este artículo antes del mediodía. Para hacerlo he recurrido a una de esas sentencias de la autoayuda: siempre que una realidad adversa es muy grande para aprehenderla de una vez, es prudente segmentarla y lidiar con ella por partes. Eso fue lo que hice. La derrota. El hecho es que la valentía y entrega de Henrique Capriles Radonski, quien realizó una campaña heroica en contra del más abyecto ventajismo, no fue suficiente para convencer a una parte de los venezolanos no muy grande, poco más de 5% de ellos de la necesidad de abandonar el proyecto chavista, y emprender otro el nuestro que juzgamos mejor. Lo peor fue que hasta el último momento, hasta la noche misma del 7-O, vivimos una jornada en la cual la esperanza del triunfo, en buena medida fundada en nuestras pro pias percepciones, llegó hasta el infinito; razón por lo que la decepción, el descreimiento y la tristeza fue luego mayor. Aunque esta derrota parece y en los primeros momentos, se siente aplastante, hubo un primer dato positivo que llamó inmediatamente mi atención. La oposición creció en más de 2 millones de votos en comparación con las elecciones presidenciales de 2006. Ese crecimiento enorme, esa masa formidable, fue lo que vimos en las calles y nos hizo caer en la falsa percepción de que ganaríamos. A pesar de ello, ese avance revela algo que puede dejarnos satisfechos: se hizo lo correcto para ganar y el esfuerzo realizado por nuestro líder para labrar el triunfo fue titánico. Simplemente no nos alcanzó. ¿Cuál es la situación de cara al futuro? Creo que el tiempo juega a favor del proyecto que apoyamos y esta derrota puede ser el preludio de una gran victoria. Amén de ser la mitad del país, la oposición cuenta con un líder joven, fortalecido por todo lo que ha aprendido y hecho desde que se convirtió en el candidato opositor, con un discurso acertado y que sabe muy bien adónde quiere conducirnos. Lo ratificó con su discurso la noche de su primera derrota política. El diálogo propuesto por el Presidente. Les hago un llamado a quienes incitan al odio y niegan las cosas buenas y los invito al diálogo..., dijo Hugo Chávez triunfal desde su balcón. En lo personal, por varias razones...

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