Tributo a Pep

El Barcelona es una máquina de buen fútbol, de ganar títulos allá por donde va. Pero cuando despierta el apetito que mostró ayer desde el primer instante, crece aún más y es imparable. Al equipo le apetecía ganar la Copa del Rey. Tenía ganas de hacerse con el balón, de ahogar al Athletic de Bilbao, de celebrar una vez más con Pep Guardiola. En sólo 24 minutos los cata lanes ganaban por tres goles. Pedro, dos veces, y Messi, como no podía ser de otra forma, pusieron color con sus tantos. Misión cumplida. El partido estaba sentenciado. El resto del tiempo sirvió pa ra mostrar a un Bilbao que, en cambio, fue gris. No logró ser el Athletic que ilusionó a lo largo de la temporada que ayer finalizó. Mostró una versión estéril, desconocida. Se dejó incomodar y no arrancó suspiros a los fanáticos vascos que viajaron hasta el Vicente Calderón. Dentro de esa dinámica, el venezolano Fernando Amorebieta tuvo una asignación clara durante todo el encuentro: detener a Lionel Messi. Vaya labor ingrata esa de tratar de neutralizar a La Pulga. En ocasiones, el central tuvo que perseguir a Messi hasta el centro del campo. Alguna vez Amorebieta lo logró con éxito. En otras, el argen tino se deshizo de la marca a placer. La Grulla no deslum bró. Se le vio errático en las salidas...

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