Triple play

Byron Buxton fue el protagonista de la columna de ayer. Se trata de un joven de 18 años de edad, que probablemente se convierta en la primera escogencia del venidero draft universitario a celebrarse el 4 de junio. Un jardinero que lanza y batea a la derecha, y de acuerdo con los cazadores de talento, posee las cinco herramientas en grado superlativo: correr, contacto frecuente con su bate, poder desde el plato, manos seguras y un brazo descrito como portentoso. Por muy desproporcionado que resulte el análisis de las habilidades, y por muy descabelladas que puedan parecer las comparaciones con peloteros del pasado, la experiencia recomienda al menos seguirle la pista. Sin embargo, lo que pueda hacer Buxton en las grandes ligas, sólo el tiempo lo dirá. Entretanto, nos hicimos una pregunta. ¿Qué dirían estos minuciosos reportes de la actualidad, sobre el ingenio de Willie Mays? ¿Se desvivirían en elogios como ocurre hoy con Buxton? Probablemente sí, aunque habría que admitir que cualquier juicio sobre Mays tendría el prejuicio ineludible de lo hecho por él a su paso por las mayores, lo que por cierto no es cualquier cosa. ¿Y por qué el mítico Willie Mays acudió a nuestra memoria mientras repasábamos lo escrito ayer sobre Byron Buxton? Porque hoy se cumple un año más de su estreno en la gran carpa. Considerando al personaje, un hecho digno de ser evocado por los siglos de los siglos. Al aparecer por primera vez su nombre en la alineación de los Gigantes de Nueva York, el 25 de mayo de 1951, ya Mays contaba con tres temporadas de experiencia entre las Ligas Negras y las sucursales de los Gigantes. Un paso que evidencia, que al igual que Buxton, disponía de destrezas similares al recordar que en ese lapso que transcurrió entre 1948 y 1951 cuando ascendió a la gran carpa, contó entre 17 y 20 años de edad. El debutante estuvo con los Barones de Birmingham en...

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