Triquiñuelas mediáticas

Luis Chataing denuncia que le han robado un bolígrafo. Acusa directamente a un asistente que se defiende como puede, manoteando y gritando. Chataing, entonces, mira a cámara y con total seriedad promete demostrar su denuncia. ¿Cómo fabricar una prueba?, se pregunta. Y la respuesta es una secuencia genial y divertida que recrea el perfomance de Jorge Rodríguez, afectado y cínico, queriendo convencer al país de que existe otro intento de magnicidio. Tal vez, esa misma noche, viendo ese programa, la nueva oligarquía venezolana decidió que la risa es una forma de sabotaje y se propuso aniquilar a Chataing en TV.La hipocresía del poder es in finita. Esa oligarquía que presiona o extorsiona a los medios de comunicación, buscando controlar los contenidos y suprimir cualquier disidencia, es la misma que inventa pomposos eventos internacionales, donde se muestra como víctima de la censura feroz, del más terrible complot comunicacional. Hace un poco más de una semana, en el Teatro Teresa Carreño, se realizó el congreso Conjura Mediática contra Venezuela. Participaron invitados extranjeros y diversos representantes de la nomenklatura nacional. Más que un debate, fue una fiesta del eco.De distintas maneras, se fueron repitiendo unos a otros, diciéndose siempre lo mismo, dándose la razón, queriéndose tanto, aplaudiéndose mucho.Alguna de las cosas que se di jeron podrían servir para armar una larga y entretenida crónica.Pero quizás sea más importan te denotar precisamente lo que no dijeron. Poco o nada se habló, por ejemplo, sobre lo que Marcelino Bisbal ha llamado el nuevo régimen comunicativo público, el inmenso poderío y alcance oficial en el espectro mediático, su proyecto hegemónico, que lejos de convertir al Estado en una víctima lo ha transformado en un holding impresionante, que amenaza con volverse un monopolio, el único productor y transmisor de contenidos del país.Nada se dijo de los por lo me nos 120 trabajadores de los medios que, durante las protesta de estos meses, fueron agredidos, 23 de ellos detenidos, 28 robados. Tampoco hubo ningún señalamiento sobre el brutal proceso de privatización que han sufrido los medios públicos...

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