Triste, solitario y final

El año pasado, en estas mismas páginas y basado en conjeturas y proyecciones ajenas, me atreví a pronosticar algunos hechos que, pensaba, podrían haber ocurrido en nuestro país en el año que agoniza. Desgraciadamente, dada la comprobada ineficiencia de la mayoría de los funcionarios encargados de administrar la cosa pública, esos vaticinios se patentizaron en términos más dramáticos que los aventurados por mí; en razón de ello, y para no arruinarles las fiestas a quienes tengan a bien leer estas líneas, nos abstendremos de oficiar de augur, sobre todo porque no estamos facultados para interpretar el trino de los pájaros, e intentaremos, en lugar de presagiar lo que ha de acontecer, revisar, aunque sea someramente, lo que sucedió.Triste, solitario y final es el tí tulo de una novela, la primera, del escritor argentino Oswaldo Soriano publicada en 1973.Tomado de una frase de otra novela, El largo adiós de Ray mond Chandler, ha sido obje to de numerosas referencias de la crítica especializada por su carácter intertextual; Tris te, solitario y final podría, así mismo, encabezar la fugaz crónica de las glorias, miserias y vicisitudes que signaron este año de fatídico terminal.Para el gobierno, y quizá a consecuencia de eso se gestó el Viceministerio para la Suprema Felicidad, fue triste, muy triste por la desaparición de Chávez, aunque esta, seamos sinceros, no afligió sino a sus seguidores y propició cataratas de lágrimas de cocodrilo; fue también solitario, porque quienes detentan el poder, y lo ejercen como si la mitad de la población no existiese, se empeñan en conducir a Venezuela por derroteros ajenos a la vocación democrática y libertaria de sus nacionales y a contracorriente de la historia; y, además, final, porque de alguna manera Maduro y su combo, apelando al diálogo como artimaña publicitaria y maniobra de distracción, no pudieron ocultar y, por el contrario, dejaron ver con enceguecedora claridad que la cuestión de la gobernabilidad es más espinosa de lo que podemos imaginar y de allí ese último pataleo recomendado por La Habana y ordenado por Fuerte Tiuna que presumen acaba con el cuestionamiento de la legitimidad del jefe de gobierno.Quienes adversan la ya de cadente revolución castrobolivariana y se entusiasmaron con la campaña de la unidad y el impetuoso avance de su candidato, fueron presa del desconsuelo, y también de rabia y frustración, por el arrebatón auspiciado por el CNE en una actuación tan parcial que...

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