20 años de un trono vacío

La de Farrokh Bulsara no es como la historia de otros rockstars. En 1964 un movimiento independentista triunfó en Zanzíbar, su tierra natal, que se separó de Gran Bretaña y se fusionó con Tanganika para formar lo que actualmente se conoce como Tanzania. Su familia huyó y se llevó al adolescente de Bombay, India, donde se encontraba estudiando, a una pequeña casa en Middlesex, cerca de Londres. El pequeño de prominente dentadura había formado un grupo llamado The Hectics en el internado de St. Peters, en Panchgani, en el que estuvo desde los 8 años de edad. Ahora contaba 17, vivía en otro continente y se encontraba en medio de la efervescencia del rock británico. Corría el año 1964, The Beatles monopolizaban las emisoras radiales y varios de sus héroes estaban por llegar, entre ellos Jimi Hendrix. Vendió ropa de segunda ma no, trabajó en el aeropuerto Heathrow y estudió arte en el Isleworth Polytechnic. Probó suerte en proyectos como Ibex y Sour Milk Sea hasta que en 1971 se unió al baterista Roger Taylor y al guitarrista Brian May en la agrupación Smile. Esa propuesta germinó y, ya con la inclusión del bajista John Deacon, se convirtió en Queen. Fue en medio de la grabación del primer álbum Âese que contiene Seven Seas of Rhye, Liar y Keep Yourself Alive que el músico nacido en Zanzíbar comenzó a presentarse como Freddie Mercury. Amo de multitudes. Fue un roquero que no se alimentaba con rock. Era capaz de escribir canciones enérgicas como Don?t Stop Me Now Jazz, 1978, hits como Somebody to Love A Day at the Races, 1976 y baladas como You Take My Breath Away News of The World, 1977. Podía burlar las premisas del género y salir airoso, gracias a joyas como Bohemian Rapsody, que es una de las grandes canciones de siempre, según Rolling Stone. La revista tam bién le dio a Mercury el puesto número 18 en la lista de los mejores cantantes. Podía moverse entre cuatro octavas con su voz, una cualidad extraña para alguien que jamás recibió c l a s e s d e canto. El piano era su vehí culo. No era muy dies tro a la hora de leer partituras, pero eso no repre sentaba nin guna traba para...

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