Túneles

Cada vez que nos toca subir a Caracas desde el aeropuerto de Maiquetía, sabemos que a la entrada de los túneles encontraremos un par de vallas alusivas a la justicia y a la paz; la primera recoge, como es de rigor, una frase del Libertador extraída de algún fl orilegio bolivariano para todos los gustos y creencias del que se nutren falacias del tipo magister dixit , cursilona y poco original ya Platón había manoseado la cuestión, pero que vale la pena considerar en función de nuestro aquí y ahora: La justicia es la reina de las virtudes republicanas y en ella se sostienen la igualdad y la libertad. Si obviamos lo de reina atribuyámoslo a la retórica al uso de la época y asumimos como válida la afi rmación de Simón Antonio de la Santísima Trinidad, no queda otra que adentrarnos en el tenebroso Boquerón que bajando es el dos y subiendo debería ser el uno con la certeza de que no puede ser más caradura un régimen que no solo ha basureado el derecho hasta más no poder, sino que, además, ha constreñido las libertades ciudadanas, irrespetando sistemáticamente inalienables derechos consagrados en una Constitución que nació para ser violada y, mediante prácticas fundadas en el dominio de los medios de producción y una prédica igualitaria hacia abajo, fomenta el desequilibrio económico y la exclusión social.Apenas hemos dejado atrás la mal iluminada oquedad y las palabras sagradas del ar gumentum ad verecundiam cínicamente plantado por las autoridades rojas en ese cartel que, para colmo, carece de atractivos formales, nos encontramos con otro reclamo estéticamente indigesto en el que se lee un aserto de Nelson Mandela Derribar y destruir es muy fácil. Los héroes son aquellos que construyen y trabajan por la paz que revela la estatura moral del padre de la patria sudafricana y, a la vez, pone de bulto la hipocresía de una dirigencia que otorgó a la destrucción categoría programática, tal como lo prefi guraban las declaraciones del oportunismo adherido al que iba a ser comandante inmarcesible y eterno para copar las curules de la Asamblea Constituyente; hay que refundar la república, proclamaban líderes de plastilina que en estos 16 años han dejado constancia de su bajeza moral, saltando talanqueras en dos direcciones y deshonrando compromisos para revenderse al mejor postor.La refl exión de Madiba nos recordó una aseveración de Carlos Franqui recogida en reciente editorial de El Na cional Un remedio agota do, 02/10/159 según la cual la historia de...

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