Un umpire, en un juego, me sacó una navaja pico `e loro

Ángel Bravo tenía 21 años de edad cuando Pedro Padrón Panza se lo tra jo a los Tiburones, en 1963, al desaparecer la Liga Occidental. Esa mañana que aceptó firmar con La Guaira cambió su vida y le puso en ruta al Salón de la Fama.Jugó en las grandes ligas, impuso récords en Venezuela y todavía se uniforma, como coach de los escualos.Tengo muchas anécdotas, ríe. Y le gusta contarlas. ¿Cuál es su recuerdo más feliz dentro de un campo de pelota? El primer juego de la Serie Mundial, en 1970. Sabía que me estaban viendo mi padre y mi madre, por televisión.Para todo aquel que firma un contrato profesional, llegar a las grandes ligas es el mayor anhelo, y la mayor emoción es jugar la Serie Mundial. Tuve esa dicha y lo disfruté como no tienes idea.¿Recuerda su primer día en el profesional? Fue muy malo. Me pusieron a jugar en el rightfi eld, con el juego empatado 0-0, se me cayó un fl y y perdimos 1-0. Fue en el estadio Alejandro Borges de Maracaibo, con el Pastora, en la Liga Occidental. Me sentaron después de eso. Pero cuando volví a jugar, un mes después, salí de emergente y le di un jonrón a Phil Niekro, por el left.¿Cómo llegó a la LVBP? ¿Cómo se lo trajo Pedro Padrón Panza? Luis Aparicio le dijo a Padrón: Tengo un pelotero que quiero que te lleves. Si él no va, yo no voy. Y Padrón le preguntó: ¿Quién es ese pelotero?. Ángel Bravo. ¿Y puede batear?. Batea más que todos en tu equipo. Porque yo bateaba. Me fueron a buscar a mi casa, en La Rita, y me consiguieron como a las 10 de la mañana, en un billar, jugando. Padrón se presentó y me dijo: Sé que ganabas 800 bolívares mensuales. Yo te voy a pagar 2.000. Pero me pagas el hotel y la comida, le respondí. Y aceptó.¿Por qué Aparicio insistió en que fueran juntos? -Porque somos como hermanos. Y yo reforcé un año a Rapiños y bateé demasiado.Allí creció aún más nuestra amistad, al punto de que sus hijos me dicen tío y mis hijos le dicen tío a Luis.¿Cómo era la vida en La Guaira? Aparicio y yo vivíamos en el hotel Macuto, en el Álamo, pero era muy solitario en aquella época. Así que le pedimos a Padrón que nos mandara a la pensión con los demás peloteros, a la casa de una señora que se llamaba Elisa. Esa señora era lo máximo con nosotros. Aparicio el viejo, Luis y yo teníamos una habitación para los tres. La señora nos hacía la mejor comida del mundo y le pagábamos 200 bolívares mensuales. ¡Y los pagaba La Guaira! Allí vivían José Herrera, Enzo Hernández, Carrao Bracho, vivíamos todos.Desde entonces se...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR