Unidad y unanimidad

Amedida que nos adentramos en el tenso espacio de la campaña electoral por la candi datura presidencial de la oposición, se acentúa en la práctica diaria de la política la confusión conceptual entre dos términos que lucen parecidos pero que no lo son: unidad y unanimidad. Este despiste, involuntario o no, es lo que en realidad pone en peligro la necesidad de fortalecer a toda costa la unidad de todos los factores políticos y sociales de la oposición para derrotar a Chávez o a su sucesor en las elecciones presidenciales de octubre de 2012. Según el Diccionario de la Real Academia Española, unidad es la propiedad de todo ser, en virtud de la cual no puede dividirse sin que su esencia se destruya o se altere. Una definición exacta si nos referimos a seres individuales, una mesa, por ejemplo, pues si le arrancamos una pata en efecto queda destruida como mesa, pero peligrosísima si la aplicamos a un conjunto de seres, en este caso los partidos políticos y las individualidades que integran la MUD, pues ello nos conduciría directamente al horror que pretendemos combatir, una unanimidad similar a la del pensamiento oficial, de criterio único, sin otro de su especie, que responde al fundamento de rechazar, negar y perseguir la posibilidad de ser o significar algo diferente. ¿Una simple y clara política de exclusión como norte de la ruta opositora? Este es el nudo que precisamen te nos diferencia de Chávez y de su manera de gobernar en contra de la voluntad mayoritaria de los venezolanos, tal como quedó registrado con su desconocimiento de los resultados del referéndum del 2 de diciembre de 2007. La evidente incompatibilidad existente entre la doctrina oficial de condenar a la nada al adversario convertido en enemigo a muerte por el solo hecho de pensar de otro modo y la diversidad representada por la democrática variedad de criterios y la desemejanza de opiniones. ¿Acaso no son estas visiones distintas del mundo las que le abren a cualquier sociedad libre la amplitud de una realidad rica en todo, precisamente, gracias a su diversidad? En el mundo concreto de la po lítica actual, de esta falta de escrupulosidad lingüística se derivan dos acciones contrapuestas. De un lado, la inclinación a des truir a quien no comparta mi manera de ver las cosas con el falso argumento de que no pensar como yo equivale a romper la unidad, como si yo fuera el dueño exclusivo de la verdad; del otro, la...

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