Estados Unidos, la superpotencia, pierde fuelle en América Latina

Que Estados Unidos ha venido perdiendo influencia en América Latina, es algo que pocos ponen en duda por estos días. Es indudable que el posicionamiento de Washington en el Hemisferio Occidental viene en declive, dice Cynthia Aronson, director del programa para América Latina en el Woodrow Wilson Center, de la capital estadounidense. De igual parecer es Riordan Roett, director del programa de estudios para el Hemisferio Occidental en la Universidad de John Hopkins. Para este último, la prueba más fehaciente de la premisa es la recién creada Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, que incluye a todos los países de la región menos EE UU y Canadá, y que busca precisamente hacer contrapeso a la hegemonía tradicional del gigante del Norte. Lo que no está tan claro, o al menos no hay acuerdo, son las razones tras esta tendencia, descritas por Aronson como complejas. Sobre el papel, y en eso insis te una gran mayoría de expertos, la influencia se ha ido erosionando como consecuencia directa del abandono de Washington. Particularmente a lo largo de la última década y desde que EE UU se embarcó en una cruzada contra el terrorismo en Oriente Medio y Asia. Con dos guerras abiertas, en Irak y Afganistán, las prioridades Ây el presupuesto se concentraron en esta región del planeta en detrimento del inofensivo Hemisferio Occidental. A eso habría que sumar la crisis económica que sacude al país desde 2008, que ha limitado su capacidad de gasto e inversión, y reenfocado los intereses en la política doméstica. Un espacio que han aprove chado otros, especialmente China y la India, para incursionar con fuerza en un mercado que antes dominaban los estadounidenses. Hoy por hoy, Beijing es el principal socio comercial de Brasil y Chile y segundo para el caso de Colombia. Paralelamente, en la última década se ha consolidado el surgimiento de Brasil como una potencia económica. Junto a Rusia, China, India y Sudáfrica integra el grupo de los Brics, países que juntos podrían superar el tamaño de las seis economías occidentales más grandes antes de 2032. Asimismo, pesa el crecimien to económico de la región, que se viene expandiendo a un ritmo de casi el 5% anual mientras EE UU y Europa aún tambalean por crisis financieras. Ese contexto ha dado po der a la voz latinoamericana en el escenario político, como se refleja en la posición de Brasil frente a las ambiciones...

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