¿Universidad? Crisis de cerebros

La lucha por las reivindicaciones salariales de los universitarios es un asunto de estóma go. Como decía el viejito Marx, se trata de las condiciones materiales de existencia. Eso es indiscutible. Conocer los sueldos de los profesores puede ser una de las mejores distracciones para un público común alejado de la academia o para aquellos que recuerdan a sus profesores con admiración porque, tal vez, lo asocien a algún libreto de la antigua Radio Rochela. Otra realidad también inunda el país. La creación de universidades a dos por locha. ¿Pensar? ¿Calidad? ¿Investigación? ¿Estudio? Eso es otro asunto. Lo importante son la cifras, la matrícula... Esa realidad también es espeluznante y la mayor responsabilidad del populismo educativo la tiene el presente gobierno, donde se confunde, deliberadamente, título con saber. Pero quisiera referirme a otra realidad que se mueve en los submundos universitarios. En esa vida cotidiana que todos saben pero no dicen, todos lo critican pero todo está hecho para que no pase nada. Nada es nada. La primera anécdota fue una tesis doctoral donde le mostré al aspirante que se había copiado, sin comillas, varias páginas y fragmentos de Internet y, por lo tanto, consideraba que no se podía defender. Pues bien, uno de mis colegas, mayorcito él, me habló con la voz de la experiencia. ¿Dime un escrito nuevo? Todo es copia y repetición... Es muy difícil hacer algo novedoso... Además, lo importante es la tesis ese era el marco teórico. No es plagio porque no fue todo de un mismo sitio... ¡No vengas tú con moral! ¿Quién tiene moral para decir algo?.... Y pare usted de contar. Menos mal que el tutor fue prudente y me dio algo de razón. Pero las ganas de vomitar fueron infinitas. El segundo caso es un con curso de oposición donde es claro un conjunto de irregularidades como la pequeñez de dos programas, uno aprobado por la instancia pertinente y otro entregado con menos temas al jurado, error de la secretaria, la no convocatoria formal a los principales y pa re usted de contar... Lo impactante, no es tanto que alguien cometa una irregularidad por acción u omisión, lo verdaderamente escalofriante es la risa de...

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