Universidad militar

No hay nada más sensible y más respetable en los países de Occidente que la educación. En las democracias, aquello que toca la educación y formación de los ciudadanos es objeto de intensas consultas y convoca a los más entrenados y los más sabios. Fue lo que se hizo siempre en Venezuela. Era lo que postulaba el gran maestro Luis Beltrán Prieto.

Una ley de universidades no puede ser sino el resultado de estudios intensos, de análisis plurales, de confrontación de experiencias, incluso, en el mundo exterior porque los países no son islas y existe una vinculación innegable en la vida profesional.

Tan cierto es esto que en la XX Cumbre Iberoamericana de Argentina se suscribió un documento de extraordinaria significación para la conquista de logros importantes en 2021. Se comprometieron a crear un gran fondo y a coordinar sus planes. Obviamente, no se trata de educación universitaria, pero es un ejemplo válido.

El Gobierno se compromete en las cumbres de presidentes y en los organismos multilaterales y termina echando al cesto de la basura esos tratados y convenios. El mundo observó cómo, en brevísimas horas, se discutió la ley que amputa a los institutos superiores la autonomía que conquistaron, luego de grandes y memorables jornadas de lucha. Quienes aprobaron ese mamotreto son una cuerda de ignorantes, buena parte de ellos sin título universitario.

La autonomía es una de las más grandes consignas que unió a los estudiantes de América Latina, desde las jornadas de Córdoba hasta las de Venezuela. Las dictaduras la negaron porque consideraron que eran centros peligrosos...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR