La urbe muestra su intensidad roja, naranja y amarilla

Sao Paulo, la megalópolis latinoamericana, es difícil de asir en una imagen. Tiene 20 millones de habitantes, favelas laberínticas, crecimiento económico y problemas sociales. Por eso, el fotógrafo Cássio Vasconcellos decidió fragmentarla, convertirla en geometrías, en cuerpos de color. Escogió la noche para poder romper la barrera que existe entre el ciudadano y su propia urbe y, armado con una cámara Polaroid, recorrió sus calles a pie, para fundirse con ella. El resultado es la serie Nocturnos de Sao Paulo, inaugurada el jueves pasado en el Instituto Cultural Brasil Venezuela. Las fotografías se alejan del cliché de la postal turística y de la cara más social del documentalismo para revelar la intensidad del paisaje a través de los rojos, naranjas y amarillos. El artista maneja los filtros y la iluminación con maestría, así como la composición. El trabajo de Vasconcellos está visualmente emparentado con la tradición abstraccionista de su país. En algunas de las imágenes hay referencias al movimiento neoconcreto, pero no se trata de ninguna manera de una imitación de las geometrías de Hélio Oiticica o Lygia Clark que además coexisten con las avenidas, estadios y edificios que figuran en la serie. Lo suyo es más intuitivo, más personal, más onírico. Lo que muestro de Sao Paulo no es lo que todos ven. Es una ciudad imaginaria. Me gusta transitar entre la realidad y la ficción, crear una atmósfera un poco fantástica, de ensueño, de mi propia ciudad a través de la fotografía, indica. El artista cuenta que realizar una...

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