La usura y sus enemigos

Los perjuicios de la usura, señalados por Maduro como fundamento para las regulaciones de precios que ha establecido y para la intervención de negocios que ha ordenado, son tema antiguo en la historia de Venezuela. Tal vez los desconozca el habilitado de nues tros días, debido a que no los ha tomado como referencia, pero forman parte de un proceso que conduce a la división de la sociedad justo cuando se está formando la república. Obligan a complicadas mutaciones, entre las cuales estuvo presente una guerra civil. La historia jamás se repite, pero no parece banal que se trate ahora el asunto para información del gobierno y de quien esté interesado.Empeñados en el encuentro de los capitales que no se avizo ran en una sociedad destruida por la guerra de Independencia, los fundadores de la autonomía conceden facilidades extraordinarias a los poseedores de numerario. La más importante de esas facilidades se encuentra en la ley del 10 de abril de 1834, que establece la libertad de contratos. De acuerdo con lo dispuesto por la regulación, en adelante cada cual es libre de pactar con un particular cualquier transacción sin intervención del gobierno, que queda impedido de limitar el interés establecido por los contratantes, aun cuando sea excesivamente elevado. La medida anima la economía, pero más tarde la convierte en campo de innumerables pugnas. Los deudores no pueden satisfacer sus compromisos y deben rematar a precios irrisorios los inmuebles que han dejado en garantía. La caída de los precios de la agricultura coloca en grave trance a los cosecheros que han solicitado dinero a los prestamistas, sin que el Estado esté dispuesto a mediar en un asunto que depende de los particulares. Se ha impuesto el imperio del liberalismo clásico, cuyos preceptos ven la intervención del Estado como una monstruosidad, y sus acólitos venezolanos los respetan como asunto sacrosanto.Comienza una discusión sobre los males de la usura, pero el régimen la desatiende pese a que cuenta con voces tan autorizadas como las de Francisco Aranda y Fermín Toro, figuras fundamentales de entonces. El gobierno no está dispuesto a rectificar, mientras crecen las quiebras de los...

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