El valle que busca vencer el miedo

Caracas quiere ser amada. Al igual que una mujer cuando en la intimidad desnuda su cuerpo y tantea otro buscando algo de ternura, la ciudad luce sus mejores rasgos a la espera de un buen amor.A veces el acto se torna brusco. Los brazos se entrelazan eufóricos, pero desordenados. Palpan, recorren, descubren. Los besos se hacen infi nitos, enérgicos, prolongados. El movimiento es acelerado. La piel reclama caricias. La ciudad aúlla por amor.Los caraqueños, como imanes, son atraídos por la ciudad. El nexo parece indisoluble. De modo inexplicable, también se rechazan. Lo intentan una vez más, jadean. Pero la ola que buscaba armonía y acoplamiento derivó en resaca de confusión.Hambrienta de abrazos, la ciudad quiere lucirse. Presenta un clima primaveral durante todo el año, montañas majestuosamente verdes a sus alrededores y cielos de pulcro azul, donde no cabe la tristeza de las nubes grises, pero sus mejores dones no bastan para retener al amante. El miedo se ha metido en la piel de los ciudadanos que luchan por expulsarlo.Caracas resiste. De acuerdo con cifras extraoficiales, en 2012 se registraron 5.623 muertes violentas en la capital, y en los primeros 6 meses de este año ingresaron a la morgue de Bello Monte 2.845 cadáveres. Datos que hablan de la furia de esta ciudad, del escalofrío que siente la mayoría de quienes decidieron recluirse en sus casas antes que tentar a la suerte y ser parte de las estadísticas.Muros altos, calles cerradas y vigilan cia privada han ido conformando fortines dentro de la ciudad. El sociólogo Roberto Briceño León señala que es un mecanismo de defensa ante la amenaza de ser víctima de una agresión...

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