Cuando la vanguardia bajó del cerro

Imposible olvidarme de la fecha. El 5 de julio pasado, mientras la colectividad venezolana celebraba la Independencia del país en la capital catalana, me reencontré tras varios años con Francisco Mejía, productor y DJ caraqueño más conocido como Pacheko. Al tiempo que nos poníamos al día, me comentó que estaba trabajando en un proyecto acerca de la changa tuki, que incluye un documental, ¿Quién quiere tuki?, a estre narse este mes, y un compilado, Changa Tuki Classics, que saldrá a través del sello del colectivo portugués Buraka Som Sistema, los mandamás del kuduro. Cuando me describió todo lo que pasaba detrás de esta escena, que se desarrolla en los barrios marginales principalmente de Caracas, no podía creer que nadie en Venezuela me hubiera hablado de ella o que ningún medio se haya preocupado por registrarla. Apenas nos despedi mos, googleé a ver qué aparecía, y no encontré nada formal, salvo videos caseros colgados espontáneamente, competencias de baile y expresiones racistas y descalificadoras para los que forman parte de esa tribu. Antes que nada, esa palabra que todos mentan, y nadie sabe qué significa realmente, tuki, ciertamente proviene de los barrios, pues era la manera de describir el retumbar de los parlantes cuando sonaba la changa, otro término cuya acepción se desconoce. Sucedió cuando las minitecas comenzaron a ser despreciadas por la clase media caraqueña, optando por los DJ de los clubes capitalinos, y entonces encontraron cobijo en las fiestas parroquiales. Pongámosle como fecha a este proceso entre 1989 y 1993, desde la aparición de Technotronic con su Pump Up the Jam, lo que derivó en la creación de la palabra waperó antecedente de los tuki para calificar a...

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