Vasallos de Venezuela exaltan la tradición sin omitir la violencia

Purezas que se resecan y f lores que crecen con el llanto son algunas de las frases que se escuchan en Cuitas de la soledad, la quinta canción de Crepúsculo y aurora , primer disco que edita Vasallos de Venezuela sin la Fundación Bigott.La pieza evoca una imagen de ausencia, deseo, olvido y melancolía en la adversidad.Una playa alumbrada solo por la luna, la compañía que se les arrebató, un canto de martirio con la belleza de unas voces que buscan tranquilidad y que registran intérpretes como Mónica Reyes, Betsayda Machado, Heidy Olivier y Nereida Machado.Con esa composición envia mos un mensaje claro sobre la violencia de género. Hablamos de las mujeres que se van quedando solas por este problema, esperanzas vanas, asegura Jesús Rondón, director musical y miembro de la agrupación desde hace 25 años.El octavo disco de Vasallos de Venezuela es ambivalente en sentimientos. Comienza con júbilo, al ritmo de un calipso que busca exaltar las bondades de una región tan amplia en geografía como en costumbres. Es el Homenaje a Guayana.Es un álbum que retumba en jolgorio, pero sin evocar exclusivamente los instintos primarios de la fiesta. Los músicos exaltan tradiciones de cada región y la relación emocional de quienes escuchan.Los tambores de Falcón, por ejemplo, se acentúan cada vez más hasta parecer que van a romper el cuero, bien sea veleño, coreano o de Cumarebo, del cual hacen una locuaz distinción.Quieren marcar distancia.Ya son tres los años que han pasado desde que dejaron de llamarse Vasallos del...

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