Vecinos huyen del hampa y de las OLP en zonas de paz

A las 2:30 pm del 10 de diciembre de 2015, un grupo de hombres que portaba ar mas automáticas tocó la puerta de la casa de Luis Martínez nombre ficticio para proteger su identidad, ubicada en el sector El Naranjal, de la Cota 905. Preguntaron si él se encontraba. Su madre no se asomó para ver quiénes eran.Solo dijo que estaba trabajando. Uno de los pistoleros le respondió a la mujer: Señora, dígale a su hijo que él sabe que a los policías no los queremos, que tiene dos semanas para irse porque aquí manda el hampa.El mensaje fue contundente.La madre de Martínez no pudo esperar a que él regresara de la Policía Nacional Bolivariana, donde trabaja desde hace cuatro años como oficial, para darle el recado. Lo llamó y le dijo: Unos hombres tocaron y dijeron que te tenías que ir.Los delincuentes que lo buscaban pertenecen a la banda del Coqui. Uno de sus integrantes estudió con Martínez en el liceo Pablo Vila de la Cota 905 y por este motivo fue condescendiente al darle ese plazo para que se marchara del sector, denominados por el gobierno zona de paz, para designar el área liberada del control de los cuerpos de seguridad.Martínez no tuvo otra opción y vendió su moto, una Suzuki 250BR, para obtener dinero y pagar un alquiler. Su primo que también es funcionario policial, lo ayudó a buscar una casa en La Pastora. Solo encontró un anexo de una habitación que en la actualidad comparte con su pareja, que también es policía. No tengo las mismas comodidades que tenía en la Cota 905. Era una casa amplia que compartía con mi mamá y dos hermanos, pero aquí he conseguido paz. Claro, tengo que cuidarme porque en todos lados hay inseguridad, pero la guerra en esa zona continúa, lamentó Martínez.Su madre y sus hermanos siguen viviendo allá. Todos los días me cuentan de los tiroteos; que a veces ellos tienen que quedarse en casa de mi tía en Ruiz Pineda porque no pueden entrar a la vivienda. Quisiera sacarlos y llevarlos a un lugar más tranquilo, pero no puedo. Vender esa casa es difícil porque nadie quiere comprar en ese sitio, contó Martínez.Él es uno de los 10 policías que, según vecinos de El Naranjal, se han mudado para escapar de estos grupos armados que dominan el barrio. La mayoría se ha marchado con sus familiares porque ellos también han sido amenazados de muerte si permanecen en el sector. Otros residentes se han ido porque se atrevieron a informar a los cuerpos de seguridad los lugares donde se esconden.Doblegados por el miedo. Es te tipo de...

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