Venezuela será un caudal imparable de porvenir

En tres o cuatro meses, después del reemplazo constitucional del régimen actual, cabe imaginar Venezuela. Los que estén al mando tendrán tal vez la tarea más compleja que le haya correspondido a generación alguna. Y a los ciudadanos les tocará lo suyo. Arreglar fracturas sin anestesia, duele. Renunciar a ver cómo pasa el río y la gente para in corporarse en la corriente y en la multitud, cuesta. Salir de la inercia al que los tiranos confinan al ciudadano de a pie, obliga a flexionar músculos flácidos, debilitados por el desuso. Reorganizar las ganas de venganza para convertirlas en deseos de reconstrucción, es un esfuerzo superior.No será fácil, pero será una tarea que convocará el afecto, la solidaridad y lo mejor de la venezolanidad.Es una imagen que me per sigue de fotos y películas, ver a los europeos caminar entre los escombros de lo que fueron ciudades magníficas, llenas de esplendor, sometidas al fuego implacable de las fuerzas nazis y luego de los Aliados que las recuperaban. Pero esas mujeres de pañoleta raída y esos hombres de miradas perdidas, con los hijos idos o muertos, fueron portadores de la semilla que reconstruiría sus países. Con todas las diferencias obvias, así los venezolanos a quienes se les arrancó la esperanza por años, como un despellejamiento infame, se levantarán para hacer el país que espera desde hace tiempo y que se ha fugado, una y otra vez, por las rendijas del aventurerismo, el caudillismo y...

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