Venezuela a la deriva

Desde hace medio siglo hay un divorcio brutal entre la forma de hacer política a la venezolana y las medidas que dicta la racionalidad económica. Los políticos han podido seducir a los votantes con subsidios inorgánicos que han llevado al extremo de regalar la gasolina que consumen, pues lo que pagan por llenar el tanque de combustible no llega a un dólar.Y han fi nanciado ayudas in ternacionales por figuración política efímera. Las ventas de petróleo han servido para consumir bienes importados y no se ha trabajado para asegurar una mínima soberanía alimentaria. El facilismo petrolero ha adormecido a la fuerza de trabajo, que labora con un mínimo de productividad. Sin producción sube la infl ación y por más que subsidien los alimentos básicos los salarios ya no les alcanzan y una explosión social es inevitable.Sustentar el poder político en subsidios generalizados y no enfocados solo a los pobres, lleva a un clientelismo extremo.Esto reduce la política a una demagogia ilimitada que es contraproducente para la gente pobre, a la que se quiso favorecer. Y si a esto se agrega el adulo a los militares, la...

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