Ver crecer

¡Me maravilla ver crecer las plantas que siembro en el jardín de mi casa! Crecen con lentitud, imperceptibles. Parecen estar inmóviles, estáticas, sin hacer movimiento alguno, incapaces de desplazar se enraizadas como están. ¡Pero no es así! Se mueven.Crecen. Lo hacen y nos damos cuenta, pero después de que lo han hecho; y las hojas y el tallo van subiendo mientras las raíces viajan hacia abajo, hacia las profundidades. Las hojas y el tallo, buscando aire y luz; las raíces, el agua y los alimentos minerales. Unas crecen más rápido que otras, pero todas cambian al crecer y el tiempo adquiere enorme importancia porque permanece al acecho, ofrece apoyo y complicidad a todas y a cada una. El prodigio es mayor si entendemos y aceptamos que una semilla, cuyo peso es de algunos miligramos, al germinar y crecer amparada por el tiempo puede alcanzar ochenta metros de altura y una circunferencia de treinta convertida en las sequoias que crecen en California. En menos de tres meses, un bambú de Ceilán alcanza la altura de un edificio de doce pisos y se sabe de eucaliptos en Uganda que crecen trece metros en solo dos años.Y todo se mueve y respira en el jardín pero las plan tas permanecen en el sitio en el que fueron plantadas y una secreta y misteriosa energía sube hacia mí y descubro que formo parte de ese universo vegetal de multiplicado verdor en cuyo aire se mantiene suspendido el tiempo de mi propia vida. Y constato que se trata de un espacio sagrado que rodea mi casa que también lo es porque hay vida en ella.Y me canto y me celebro a mí mismo como un Whit man patriarcal de este tiempo cuando adquiero conciencia de que también yo estoy plantado en esta tierra en la que he echado raíces, me alimentan sus minerales y me hacen crecer mientras busco aire y luz.Mi crecimiento impone ciertos movimientos que me aproximan a otros seres, a otras plantas humanas y al saberlas cerca de mí, encuentro que también son tan sagradas como las que germinan y crecen en un tiem po que es solo mío y entonces, acompasados, todos trazamos el diseño del hermoso jardín que acariciamos. ¡Un jardín llamado país! Hago esfuerzos por mantener vivo su verdor, pero siento que se...

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