Verdad y falacia

Hace un tiempo una queridísima amiga dejó acuñada en mí una frase que precedía a una reflexión: Ya que tomaste el camino de la mentira..., hablábamos de un asunto laboral. Esta expresión ha venido a mi mente en innumerables oportunidades, sobre todo, porque ese camino no es fácil, es pedregoso y para sostenerlo se requiere estar en un estado de alerta permanente. Por supuesto, tuve que abandonarlo, requería demasiada energía que decidí gastar en otras cosas. Recientemente, una vez más, esa frase regresa al ver un titular de prensa: Interpol ya no persigue a los delegados de las FARC. Ni siquiera leí el contenido de la noticia, pero me detuve aquí, pensando y desnudando la situación me dije: es decir, resulta que unos personajes que se han mantenido al margen de leyes, reglamentos, acuerdos, valores humanos, declaraciones de principios, declaraciones de derechos humanos y de elementales sentidos vitales para la convivencia como son el respeto y la com pasión, ahora deben ser tratados como unos caballeros y damas incluyo a la Holandesa sin oficio. Dicho más crudamente, unos personajes que han secuestrado niños para ponerlos bajo sus órdenes; matado a seres inocentes; privado de libertad por pocos o largos años y sometido a vejaciones a miles de personas; colocado minas que mutilan, y un largo etcétera de crímenes atroces, ahora debemos sentarlos a la mesa con manteles de lino, la vajilla de Bavaria, los cubiertos de plata y hasta candelabros y flores. ¿Raro, no? Unos seres que decidieron plantearse la meta de obtener el poder a toda costa incluyendo medios violentos, bajo la convicción de que ellos si saben lo que le conviene a su país, aunque su planteamiento nunca ha sido sometido al más mínimo...

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