La vergonzosa agonía del régimen

Maduro reconoció el triunfo opositor en las legislativas del 6-D ante obser vadores y medios internacionales, pero a las pocas horas demostró no acatar los resultados dados por el CNE oficial.Desde el momento de conocer la apabullante derrota con la pérdida de las dos terceras partes del nuevo Congreso, Maduro anunció una brutal confrontación contra la dirigencia opositora y sus millones de electores, en la cual le acompaña el presidente saliente de la moribunda AN, Diosdado Cabello, quien anunció el inconstitucional nombramiento de 13 nuevos magistrados del TSJ, que sustituirían a otros 13 obligados a renunciar, a pesar de que su período debía concluir legalmente en 2016. Los más respetables constitucionalistas sostienen que tales magistrados deben ser nombrados por la AN que tomará posesión el 5 de enero. No contentos con tal felonía, nombraron defensora pública a la jueza-verduga que, sin pruebas, condenó a casi 14 años de prisión a Leopoldo López, tal como documentadamente demostrase el fiscal que llevó el caso. Además se sacaron de la manga un parlamento comunal que no aparece en la Constitución, para el cual ya han cedido las instalaciones del Palacio Legislativo que legalmente le corresponden a la nueva AN. Días antes el gobierno despojó al nuevo Parlamento de su canal de TV y emisora de radio. Sin recato alguno voceros del oficialismo, como el zigzagueante Escarrá y el defensor del pueblo, están maquinando la forma en que Maduro puede bloquear las leyes que apruebe ese nuevo Parlamento y cómo disolverlo. Numerosos especialistas advierten que usurpar funciones de la AN elegida mayoritariamente por el pueblo es un golpe de Estado.El patético Maduro en el sen tido de producir vergüenza ajena ha decidido suicidarse políticamente. La sensatez indica que el masivo triunfo opositor es prueba del rechazo popular a sus erradas políticas. Se ha hecho el sordo ante consejos como el que José Vicente Rangel diera el pasado domingo al chavismo, de no caer en extravíos.Pero el gobierno decidió declarar la guerra a los millones de electores que optaron por un cambio pacífico, hartos de la corrupción, escasez, inflación y violencia desatadas que han quebrado el país y aniquilado la economía y la paz de cada hogar venezolano. La simple sospecha de que no hayan votado por el oficialismo ha desatado una caza de brujas materializada en despidos de funcionarios o en ruines reproches como los de Maduro en el centro de Caracas, después de su derrota: Ahora...

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