El viaje sentimental

Hace poco leí una anécdota de Werner Jaeger que me hizo admirarlo todavía más. Estaba el maestro en Atenas en 1956, era la primera vez que iba al escenario de esa cultura eterna que había marcado su destino y que lo hizo ser quien fue.Jaeger fue uno de los grandes estudiosos de la antigüedad griega, y sobre esa cultura escribió un bellísimo libro Paideia: un clásico que para muchos es uno de los mejores caminos para descifrar o empezar a entender esa herencia riquísima.Pero en ese viaje ateniense, de frente por fin a todos esos lugares de los que había hablado y escrito toda la vida, el maestro prefi rió no verlos y en cambio se quedó tranquilo en su habitación tomando vino. Parece que sí fue a la Acrópolis, pero en vez de subirla la contempló en la distancia, vio desde abajo el Partenón, muy rápido, y se montó en un taxi y se fue para su hotel y nunca más volvió.Nadie lo podía creer: una de las personas que más...

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