Víctima de la violencia

El sábado, cuando los clientes del supermercado El Patio en Los Palos Grandes acudieron a efectuar sus compras les extrañó no ver a una de las cajeras más simpáticas y atentas de ese establecimiento, una joven de pelo largo y sonrisa abierta llamada Suami Polanco. A todos los trataba con máximo respeto y, a la vez, con ese cariño y esa confianza que siempre establece el venezolano con la gente que conoce y aprecia. Sin embargo, esa tarde, que le correspondía la guardia como cajera, Suami Polanco no llegó. Todos estaban intrigados porque era fiel cumplidora de su horario y porque, además, estaba embarazada y, quizás, hubiera sufrido una pérdida. Pero la realidad era más monstruosa y cruel: había sido asesinada en medio de una balacera, cuando se disponía a tomar un transporte para dirigirse a su trabajo. Gente joven, trabajadora, honesta, que cae bajo las balas de una delincuencia que este Gobierno ha sido incapaz de detener porque, en el fondo, comparte los mismos parámetros éticos de los atracadores y de los policías corruptos, de los grupos paramilitares del 23 de Enero y de su forma de actuar cuando asaltan bancos o a viejitos que van a cobrar las pensiones. Ocurre a diario, pero este Gobierno parece estar abrazado mortalmente a la delincuencia y no quiere o no desea actuar con fuerza y firmeza contra esos malandros que, en buena parte y si se consulta las listas, están inscritos en el partido oficialista y sus movimientos paralelos.

Que maten a una cajera, honesta y embarazada, nos dice mucho del respeto a la vida de los trabajadores...

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