La vida del relajado Usain Bolt

Usain Bolt está tumbado sin moverse en la esponjosa pista de atletismo de color azul de la Universidad de las Antillas de Kingston, Jamaica. Parece dormido. El tenue tamborileo del reggae de un festival cercano revolotea junto a la cálida brisa caribeña. Está rodeado de personas que se mueven con prisa. Un equipo de cámaras, patrocinadores y relaciones públicas corretean a su alrededor. El fotógrafo se acerca a Bolt y se sienta encima de él a horcajadas, con la cámara lista. De repente, uno de los ojos de Bolt se abre y describe un giro, analizando esta escena tan cómica. Entonces, los dos ojos se ponen a buscar frenéticamente entre toda esa maraña de gente a Nugent Walker Junior, NJ, el asistente personal, compañero de piso y mejor amigo desde primaria. Esta es la vida de Usain Bolt. Su entorno personal tiene un toque familiar. Su estilista, una señora jamaicana con aspecto de matrona, le unta la cara de maquillaje como una niñera. Su publicista, Carole, le trae un plato de arroz con pollo. Si estas son las figuras maternas que mantienen a Bolt a raya, su entrenador, Glen Mills, y su manager, Norman Peart, son las paternas: severas pero enriquecedoras. Su representante, Ricky Simms, y NJ son como hermanos: traviesos pero protectores. Bolt nació el 21 de agosto de 1986 en el distrito de Trelawny, en el noroeste de Jamaica. Se crió en un bungaló con su padre, Wellesley, que tenía una tienda de alimentación, y con su madre, Jennifer. Me parezco mucho a mi madre, explica. Su estilista asiente. Tengo la misma piel y el mismo pelo que ella y soy un vago. Es probable que las cosas buenas las haya heredado de mi padre. Mi madre y yo compartimos los mismos hábitos nocivos. Bolt era un niño hiperactivo. A VJ el apodo de Bolt le pasa algo, no es normal, no deja de dar volteretas y de saltar, comentó su padre antes de que llevar a su hijo al médico. En realidad, lo único que ne cesitaba era quemar su exceso de energía. Se le daban bien el fútbol y el críquet, pero destacaba en carreras de velocidad y ganó competiciones escolares y regionales. Mi padre era de la vieja escuela y decía que no podíamos salir de casa hasta que no hubiéramos terminado los deberes. Yo quería jugar al fútbol, así que me metía en líos. Pero no se puede ser demasiado bueno porque, si no, la vida es muy aburrida, ¿no?. Alimentándose a base de su comida favorita el cerdo a la jamaicana, Bolt ganó en fuerza y velocidad y consiguió una beca deportiva para el William Knibb High...

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