Viento del este

El primer juicio que formamos sobre un príncipe y sobre sus dotes espirituales no es más que una conjetura, pero lleva siempre por base la reputación de los hombres de que se rodea, escribía Maquiavelo en El Príncipe, su tratado sobre el poder. Una sentencia de la cual nos valemos para entender mejor al individuo que ya se siente legitimado en la primera magistratura de la República, entre otras cosas, porque sus colaboradores le transmiten la confianza que él no ha sabido infundir en la ciudadanía. Inspiran confianza adulando al sucesor y, al mismo tiempo, hacen gala de suprema ineficiencia provocando lo que la prensa española calificó de rifirrafe diplomático entre Venezuela y Estados Unidos; en realidad una pelotera originada en la incapacidad de la Cancillería venezolana para gestionar el visado a la gigantesca delegación 250 personas con la que Maduro aspiraba a hacerse presente en la LXVIII Asamblea General de las Naciones Unidas, además de los permisos pa ra sobrevolar el espacio aéreo norteamericano.Jugando en posición adelan tada, Maduro anticipó las habituales amenazas de un guapetón de barrio, un te espero en la bajadita que era mensaje sin receptor, pues las autoridades norteamericanas concedieron las autorizaciones requeridas dejando de lado la provocación implícita en la solicitud de surcar cielo puertorriqueño en una aeronave de Cubana de Aviación, a sabiendas de que, por parte de Washington, existe un bloqueo, cruel y extemporáneo, hay que decirlo, al comercio y las comunicaciones con Cuba: dura lex sed lex. Y, si antes de volar a las antípodas, Nicolás hubiese repasado algunas frases de las que se le atribuyen a Confucio sabría que es mejor encender una vela que maldecir la oscuridad.Se trató de un titingó orques tado para prologar su visita a China, ya que las intenciones de intervenir en la ONU nunca estuvieron muy claras, y aprovechar los desencuentros y malentendidos como catapulta mediática y propagandística de la reunión con los asiáticos China ya no está tan lejos ni es tan enigmática como antes, pero sí es mucho más supermercado; está de moda, gracias a un espectacular despe gue económico basado en la brutal explotación de la mano de obra nativa en un régimen monopartidista y autoritario que sirve de sustento al más feroz y salvaje de los capitalismos. Allí se presentó Maduro con su combo de paniaguados para comprometer al país, su futuro y su economía, quién sabe en qué términos, a cambio de líneas de crédito cuyo...

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