Viento fresco de unidad

Los grandes momentos de unidad nacional, cuando todas las organizaciones democráti cas de un país se sobreponen a sus diferencias y se comprometen a trabajar juntas para garantizar una transición pacífica, derrocar una tiranía o destituirla a través de una consulta electoral, constituyen procesos emocionantes, generosos y productivos, difíciles de olvidar. Entre los años 1970 y 1980, la región iberoamericana vivió tres de esos momentos que marcan un ahora y un después. El primero ocurrió en España, a la muerte de Franco, en 1975, cuando todas las fuerzas políticas, desde la derecha confesional hasta la izquierda roja, se sentaron a labrar los acuerdos que hicieron posible la democracia y sacar al país de la oscuridad en la que lo habían sumido los cuarenta años de gobierno militar. El segundo, en Nicaragua, cuando igualmente todas las ideologías Âincluidos socialdemocracia, marxismos y Teología de la Liberación se sumaron a la lucha de los sandinistas para constituir un frente plural que, al final, en 1979, terminó con la dinastía militar de los Somoza que desde 1933 sometía a la nación. Y el tercero, en Chile, para el plebiscito de 1988, cuando el general Pinochet fue derrotado luego de que aceptó una consulta para renovar su mandato en la creencia de que, con todo el poder en sus manos, era electoralmente imbatible. La alianza por el No, que incluía a partidos de derecha, hoy reunidos alrededor de Sebastián Piñera, y de centroizquierda, los de la Concertación de Lagos y Bachelet, triunfó por un pequeño margen y al militar de los anteojos negros no le quedó otra opción que entregar el mando. Algo semejante se comienza a respirar en Venezuela. Todos los movimientos políticos democráticos Âdesde los tradicionales partidos AD y Copei; la democracia cristiana y la socialdemocracia nueva, como Primero Justicia, UNT y ABP; hasta grupos de origen marxista, como Bandera Roja o mo vimientos de tradición obrera, como La Causa R parecen cada vez más convencidos de que ir juntos a las próximas elecciones no es una opción más sino una responsabilidad histórica. Es verdad que aquí no nos enfrentamos a una dictadura militar como la...

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