La Villa del Cine es como una burbuja que da miedo tocar

Cineasta formado académicamente como historiador que ha tenido el privilegio de llevar su tesis a la gran pantalla la civilización se edifica desde el anonimato, Luis Alberto Lamata ha conocido todos los sistemas de producción. En los años noventa capitaneó una empresa privada, Cine Marte, que no prosperó en la intención de hacer películas desde la perspectiva de una industria rentable, y uno de cuyos frutos fue La primera vez 1997, que aprovechó el fenómeno de Salserín. A punta de su sueldo como director de telenovelas, realizó una cinta totalmente con dinero propio, El enemigo 2008, vehículo de lucimiento de su fallecida esposa, Lourdes Varela. Desde Miranda regresa 2007 hasta sus dos estrenos de 2013, Azú en la cartelera y Bolívar: el hombre de las di ficultades , ha establecido una relación de trabajo constante con la Villa del Cine. Su peso como hacedor de imágenes parece otorgar una garantía de imparcialidad al testimonio sobre una institución con frecuencia cuestionada.--¿Una película sobre Bolí var no es lo opuesto a su cine, que siempre ha buscado el lado menos grandilocuente de la historia y a antihéroes como Boves? --Marc Bloch decía que el buen historiador es un caníbal. Donde huele carne humana, ahí está su interés. Siempre me gustó acercarme a un tipo de historia que no es la que está en primer plano. La historia es la de los seres anónimos. Existió una Azú histórica. Una esclava de la que no sabemos nada y nosotros le damos una vida apegada a la Historia, pero libre en materia de ficción. En algún momento me había dispuesto conscientemente a no hacer nunca una película biográfica. La vida de alguien conocido. Pero, quieras o no, Bolívar es un personaje fascinante. Del que se habla muchísimo, que tiene mucho de religión civil, pero se sabe muy poquito. Bolívar: el hombre de las dificultades quiere contar una etapa que se conoce muy poco. Cuando le ofrezco el personaje a Roque Valero, me confiesa muy preocupado: Luis Alberto, yo no sé montar a caballo. Esa es la imagen que uno tiene, la de la plaza Bolívar. No, en esta película nunca sale a caballo.Es un Bolívar pobre, exiliado, acosado, armando una revolución desde cero. Tiene un comienzo que va a ser polémico: un Bolívar que está a punto de suicidarse. Que se lleva una pistola a la sien. Para mucha gente eso pudiera ser impensable. ¿Este hombre recto, perfecto, de frases marmóreas, de actitud de bronce, cómo es posible que tenga esa debilidad tan humana, romántica y del siglo...

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