La Vinotinto tuvo una de cal y otra de arena

La campaña admirable que representa intentar clasificarse en la zona suramericana a un Mundial, la más complicada de todas, requiere de sacrificio, trabajo, tesón y una pequeña dosis de suerte. Esa que ha faltado durante este año, obligando a la selección nacional a soportar el temporal devenido en una plaga de lesiones. Primero fue Franklin Lucena y la rodilla derecha, ahora que está recuperado cayó Giacomo Di Giorgi con el mismo padecimiento en el ligamento cruzado; esta semana sucumbió Fernando Amorebieta y ayer el artero golpe de la desdicha tocó la puerta de otro que arrastraba una lesión: Tomás Rincón. El mediocampista llegó a Corea del Sur a los entrenamientos del Hamburgo con el mismo dolor en la pierna izquierda, en la tibia, donde ya había presentado molestias durante la eliminatoria suramericana y fue llevado entre algodones para jugar en Uruguay. Después se perdió el choque con Chile por acumulación de amonestaciones. Hoy, el panorama no es alen tador. Sentí dolor otra vez. Decidimos que debía parar por precaución. La molestia ahora es diferente, pero todavía está allí, declaró Rincón al Ham burger Morgenpost. La lesión que presenta el vo lante, de acuerdo a la web del equipo, es periostitis, una persistente inflamación del músculo que recubre a la tibia, en la espinilla izquierda. El martes van hacer una re sonancia magnética y se someterá a otros exámenes para decidir si requerirá una cirugía, que lo dejaría fuera de acción por ocho semanas. Con un tratamiento menos...

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