Violencia machista

Una de las estrategias del Gobierno dirigida a detener el crecimiento de la oposición democrática es atacar no sólo desde Miraflores, aprovechando los medios de prensa y televisivos que han expropiado para su beneficio partidista, sino usar a sus grupos parapoliciales para hostigar con armas de fuego a los candidatos que se atreven a llevar su mensaje electoral a las zonas populares de Caracas y del interior del país. ¿A qué le tienen miedo? ¿Cuán grande es el peligro que corre la arrolladora revolución bolivariana si un precandidato opositor lleva a cabo una caminata por los barrios y les habla cara a cara durante algunos minutos? ¿Tan frágil es este movimiento revolucionario rojo rojito que la simple presencia de una voz crítica les hace desenfundar una pistola y atacar cobardemente a una mujer que, con coraje y valentía, se interna en las barriadas sin chalecos antibalas y, mucho menos, rodeada de una nube de escoltas como lo hace el Presidente, o Diosdado? Dos cosas fundamentales llaman la atención en estos ataques que no se reducen estrictamente a María Corina Machado, tal como ocurrió en el 23 de Enero. La primera de ellas es que los militantes chavistas radicales les tienen un odio impresionante a las mujeres que hacen política con éxito, ya sean estas partidarias del oficialismo, como fue el caso de Lina Ron, o de aquellas que integraron el Gobierno y luego se alejaron, por diversas razones muy respetables, del chavismo.

La segunda es que se les ataca tanto por ser críticas en sus declaraciones como también por su condición de mujer. Hay un...

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