La visita de Orfeo

La mejor situación del poeta es aquella en la que habla recurrentemente de la poesía. En Nada ocu rra Bid y Co, 2010, la pre ciosa antología de la poesía de Mark Strand, de sugestivo título y polivalente semántica, se han reunido algunos textos reveladores en torno al poeta enfrentado con su verdad que Goethe encripta tras los conceptos de poesía y de verdad en su delirante y sosegada autobiografía, un prodigio literario que dicta a Eckermann, el secretario más célebre de la literatura. La verdad incuestionable del poeta es la del poeta hecho cuestión, pregunta, reclamo, elegía, homenaje, hermandad, ironía, destino, agonía y lenguaje. El poeta, primero y en gesto lingüístico, inquiere una y otra vez por la palabra lenguaje, para luego hacerlo intensamente por la palabra poesía; su palabra clave y la clave más poderosa de su palabra. Nada ocurra merodea en torno a la pregunta cenital del universo del verbo: ¿qué es la poesía? Un dúo de violín y piano en una habitación a lo Hopper ofrece una buena pista. Los versos interpretan al desesperanzado Leopardi una premonición tormentosa de un Horacio moscovita y al esperanzador Brodsky una culminación serena de un Chéjov napolitano. Sin demoras, el poeta llega de Tracia arrebatado por los perfumes corporales de Eurídice y por las apetencias espirituales que excitan a Gluck, Berlioz y Offenbach. Strand las hará soledad del poeta Orfeo frente al poema para explicar la teoría de la poesía, una gestión progresiva que delata el recorrido, paso a paso, del primer gran poema, del segundo grande, del tercero y último de los poemas grandes; una secuencia que relata el origen de la poesía y sus desarrollos: Fue una aventura a la...

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