Vistazo a una intervención coronaria

Hay quienes creen que el corazón es rojo, como los tejidos de la musculatura. Así se ve en programas de televisión que toman hospitales y quirófanos como escenario habitual. Pero el corazón, en la mesa de operaciones, es amarillento.

"Está recubierto de grasa debido al paso de los años", señala Alexis Bello, cirujano cardiovascular del Hospital de Clínicas Caracas. Un hombre de 73 años de edad está en la mesa de operaciones del quirófano coronario del HCC. Su cuerpo está cubierto por sábanas, excepto en el tórax. Entre la tela y la piel, una película de yodo.

Formalmente, está muerto: su corazón dejó de latir hace tres horas; no obstante, inerte y con el pecho abierto en dos grandes secciones separadas por una prensa, sigue vivo. El equipo médico implanta una válvula en la arteria aorta: la cirugía no tiene nombre específico, como la apendicectomía, pues es una intervención que trata de solucionar varios problemas coronarios.

"Es paradójico que este hombre esté muerto y, al mismo tiempo, nuestras manos están prolongando su vida", afirma uno de los especialistas. Una vez instalado, el dispositivo normalizará el funcionamiento hidráulico del músculo cardíaco. "Antes, la fuerza del latido era insuficiente y la sangre se devolvía de la arteria al corazón. Ahora, tendrá suficiente impulso para circular normalmente", agrega Bello.

La válvula es una pieza blanca del tamaño de una semilla de durazno, que Bello fija con aguja e hilo quirúrgico a la base de la arteria, justo sobre el corazón. Una vez suturado, el dispositivo no es visible, pues queda implantado bajo el músculo cardíaco. "Hay que recordar que el corazón tiene una cara anterior y una posterior, eso es algo que no todos recuerdan", subraya.

En el quirófano todo está frío. Sólo se escuchan las voces del equipo: cuatro cirujanos, dos instrumentistas, dos anestesiólogos y los técnicos de la maquinaria. Por lo menos tres monitores informan constantemente sobre el estado del paciente, listos para alertar de cualquier anomalía. "Medimos...

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