Vivo

Algunas circunstan-cias suelen describir, en su tránsito veloz, procesos fundamen tales del acontecer que rodea la vida y la muerte de todo lo existente; entornos cambiantes cuyos conductos esenciales se encuentran anclados en los silencios subterráneos de un movimiento insospechado para la percepción común. La obra de Emilia Azcárate respira en el centro de estas consideraciones, inmersa en mecanismos de recopilación y enlace, de revelación y ocultamiento, de escritura y tachadura de un alfabeto ignoto: núcleo vivaz de signos que han encontrado en la materia el canal ideal para visibilizar vocablos no pronunciados en el interior de la imagen.Azcárate se formó en la Saint Martin’s School of Art de Londres y ha tenido residencias de vida y creación en ciudades como Puerto España y Madrid.Su trabajo plástico, enmarcado dentro de los lenguajes de la abstracción contemporánea, se ha desarrollado mediante líneas de investigación en torno a las relaciones entre el ser interior y el mundo que le rodea. Esta conexión le ha permitido configurar un universo recóndito que parte de los elementos de la naturaleza para convertirse, a través de la obra bidimensional y escultórica, en un sintagma donde la unión gramatical de códigos diversos y la resignificación textual de la materia, consolida huellas semánticas que nos introducen en la posibilidad de un idioma donde se debaten los opuestos vida-muerte, figura-fondo y vacío-lleno.En su obra, funde lo arcai co con el presente en una comunión del rito primitivo con los lenguajes de la contemporaneidad. Esta revalorización de la materia como medio y concepto tuvo uno de sus primeros estallidos en el país con una exposición realizada por la creadora en la Sala Mendoza en el año 91. Allí, una serie de dibujos ejecutados con su propia sangre desplegaron las vertientes de esa dramaturgia íntima que es también una dramaturgia del todo. En piezas como Vivo, la milimetrada acción del fluido corporal ras gaba el curso del papel a través de un acto gestual y físico donde la presencia y la ausencia se confrontaron sobre el soporte, tramas vaporosas de signos lejanos, despuntes de tempranas escrituras, pliegues casi imperceptibles que se incrustan en la piel para revelar la densidad del elemento mientras las cargas semánticas son desglosadas por la levedad del trazo.Esta comunión de dicotomías se desplazará desde las epidermis individuales de lo corpóreo hacia las formaciones orgánicas del contexto. A mediados de los...

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