Vocaciones encontraron un terreno propicio

A los 20 años de edad, Ingrid Graterol soñaba con irse a África para ser misionera. Para ese entonces, pertenecía al grupo de la Iglesia Católica Joven Misión, quienes la animaban a que luego de concluir sus estudios de Medicina, dedicara tiempo de su vida a servir a otros. No pasarían muchos meses cuando tuvo que viajar a La Guajira venezolana para asistir a un campamento pastoral indígena. Su destino la estaba esperando. Allí conoció al personal del Secretariado de Pastoral Social, quienes la contrataron, aún y antes de graduarse, y se reencontró con Octavio Matheus, su futuro esposo y padre de su hija, Libertad Sofía. Octavio era amigo de Ingrid. Ambos se habían conocido durante las actividades de Joven Misión, solo que tenían años sin verse, pues él había dejado Maracaibo para irse a Caracas para seguir su vocación. Con el pasar de los días, se daría cuenta de que no sería feliz en su rol de sacerdote, sino como misionero laico. Y así fue como la vida los volvió a reunir. Octavio, con ganas de trabajar por los indígenas; e Ingrid con la certeza de que, aunque pasaran muchos años, ella siempre trabajaría por la evangelización de los más necesitados. Algunos años después, Cári tas de Venezuela le propuso a Ingrid que ejecutara en una oficina de frontera, en Machiques, un Proyecto de Apoyo, Capacitación e Integración, financiado...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR