Voces para la academia

La creación hace 15 años de los estudios universitarios de danza en Venezuela representó un momento de alta significación en el desarrollo de esta manifestación artística en el país. Por primera vez la danza escénica como disciplina accedía al ámbito de la educación superior, situación que abría posibilidades, hasta entonces impensadas, en materia de formación académica, investigación, producción y vinculación social, alrededor del movimiento creativo como recreador de las más diversas realidades humanas. La profesionalización de la danza, en algunos casos ya alcanzada como resultado de experiencias exitosas adelantadas dentro de la educación no formal, en otros todavía una débil aspiración, podría tener en los estudios universitarios un factor de solidez y expansión. La universidad no haría por sí sola lo que los creadores de la danza no quisieran realizar. Representaba, sí, a partir de ese momento, el ámbito más elevado para la concreción de aspiraciones y metas por mucho tiempo acariciadas, que se traduciría en riqueza científica y humanística para el arte de la danza y en dignidad para sus profesionales. Tras el ideal de brindar formación académica sólida y plural, en sintonía con los principios históricos, filosóficos, estéticos y éticos que han sustentado a la danza como expresión individual y social y también identificada con los procesos de investigación sobre aquello que la guía y la determina, inició en 1998 sus actividades formalmente el Instituto Universitario de Danza, experiencia hoy integrada a la Universidad Nacional Experimental de las Artes. Apuntó sus acciones a exaltar la trascendencia del arte del cuerpo. Tres personalidades tuvieron a su cargo la apertura académica de la institución, dando cuenta del...

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