Voces críticas III

El pensamiento crítico no es un chanchullo. Una de las cualidades ético-culturales sustantivas del pensamiento crítico que merecería ser catalizador de un proceso de insurgencia revolucionaria no sólo política, sino intelectual, ética, estética, afectiva ha sido resumida por Edward W. Said en uno de los ensayos publicados en su texto Las represen taciones del intelectual 2007; editorial Debate, pp. 105-121: Hablarle claro al poder. ¿Qué significa hablarle claro al poder? Plantea Said: ...Me atrevería a afirmar que el intelectual tiene que estar dispuesto a mantener una contienda de por vida contra todos los guardianes de la visión o del texto sagrado. Entremos de lleno al crudo charco del poder entendido como estructura de mandoobediencia. Hablarle claro al poder implica desobedecer el mandato de renunciar al pensamiento crítico, de renunciar al espacio de libertad en el proceso de individuación social que acompaña todo proceso de transformación social. El pensamiento crítico pone en duda tanto la infalibilidad de las verdades dadas, como de las autoridades sagradas. Allí intentamos ser radicalmente ilustrados y modernos. La imagen del poder-sobre no puede ser más gráfica: Cuya pesada mano no soporta ni la discrepancia ni la diversidad. La diferencia entre el socialismo burocrático del siglo XX y la democracia socialista del siglo XXI reside justamente en esto: asumir sin tapujos la discrepancia y la diversidad. La unidad se construye en el escuchar estas discrepancias, estos malestares, estas perspectivas abiertas en debate, obviamente, bajo un principio de argumentación, de criterio político, de responsabilidad, pero no por espíritu de sumisión ni por disciplina de aparato, convertida en moralina de secta mafiosa. La enfermedad senil del estalinismo es ésta: la secta mafiosa. La unidad es siempre punto de llegada, resultado de un esfuerzo político; es más, define una política labrada por una construcción polémica y deliberante de esta frágil síntesis; que es por esencia, revisable, circunstancial, rectificable y mudable. Lo otro es decretar silencios, disciplinas y parodias de unidad. Pero lo fundamental...

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