Voto mata fraude

La legitimidad de un gobierno se fundamenta, pr incipalmente, en elecciones honestas, libres y transparentes. Su desempeño, apegado al orden jurídico, a las reglas de convivencia, a los principios y a las normas que rigen la democracia, es la otra condición esencial para considerarlo como auténticamente democrático.En Venezuela, el régimen bo livariano ha insistido desde siempre en legitimarse convocando elecciones que no se ajustan a las exigencias y dando falsas señales de respeto a los derechos de los ciudadanos. El actual proceso electoral está viciado desde sus inicios, con la tan cuestionada decisión del Tribunal Supremo de Justicia que encarga a Maduro de la Presidencia para que desde esa posición pudiese utilizar sin control alguno todos los recursos del Estado, no solamente los financieros, agotados por su mal manejo, sino los institucionales, los medios, todos al servicio de la candidatura oficialista que necesita oxígeno dada la pobreza del mensaje, la simpleza del candidato y el malestar popular, por las desastrosas medidas adoptadas recientemente por el régimen de Maduro que han arruinado al venezolano.Además de ese pecado ori ginal que mina seriamente su legitimidad, este proceso electoral no es como dijimos, libre, tampoco honesto, mucho menos transparente. No es libre porque el régimen amenaza, amedrenta, intimida al elector por todos los medios. No solamente se obliga a asistir a los ciudadanos a las manifestaciones públicas del mediocre candidato, más novato animador de espectáculo que líder de un grupo político, sino que se les intimida con las captahuellas, con la modalidad fascista de la asistencia a votantes y otras formas groseras de violar el secreto y la libertad del voto. Ha llegado incluso Maduro a maldecir a quienes voten en su contra, una pose que sólo puede justificarse dentro de la concepción de una estrategia torpe de origen cubano que introduce elementos de santería al proceso, algo absolutamente ajeno a nuestra realidad.Tampoco son honestas estas elecciones por el igualmente grosero ventajismo tolerado por el CNE en complicidad con las otras instituciones y me re fiero concretamente a la Fiscalía que lejos de iniciar investigaciones ante las denuncias formuladas por la oposición, para lograr un proceso electoral justo, la acusa de desestabilizar, como si la protesta y las exigencias...

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