Votos y venganzas

Cada elección tiene sus curiosidades, afirma Perogrullo, hasta el punto de que ninguna se parece a la otra. Parece una verdad que todos podemos admitir, pero el predicamento de la que se lleva a cabo hoy tiene unas características que la singularizan por el compromiso que implican. Se parece a muchas de las que sucedieron desde el advenimiento del chavismo, controladas por una oficina electoral y sujetas al capricho del régimen, pero los desafíos que implica la convierten en un desafío singular ante el cual la ciudadanía debe cumplir un rol que no deja de ser inédito. De allí su trascendencia.No debemos olvidar que está pre cedida por una selección fraudulenta, por un hecho ilegal que se le ha hecho tragar a los venezolanos como si se tratara de agua cristalina. Durante la elección de la llamada asamblea nacional constituyente no solo se puso en marcha un proceso reñido con los preceptos de la carta magna, sino que también se cambió la realidad en un santiamén para que lo ocurrido pudiera tener algún viso de verosimilitud.Los centros de votación despoblados fueron convertidos por la magia roja de la dictadura en lugares abarrotados de personas locas por sufragar. Los escuálidos números de los escrutinios engordaron de pronto hasta llegar a una obesidad que causó sensación por la grasa que adquirieron en cuestión de horas. La soledad se volvió multitud y la desgana fue reemplazada por un regocijo de fiesta nacional. Por si fuera poco, por si faltaran testimonios sobre una fabricación levantada sin simulaciones con la mayor desvergüenza, los técnicos encargados de verificar el proceso, todos de la confianza del régimen e impuestos por los mandones debido a la fe de catecúmenos que inspiraban, se atrevieron a denunciar que la romana se había equivocado con el peso de la criatura hasta presentarla en la cuna con 1 millón de kilos que la balanza no había calculado.Con semejante prólogo no solo se pierde del todo el crédito que pudiera inspirar la oficina electoral, sino también las ganas de volver a hacer cola como corderitos conducidos al matadero. De la demostración de la víspera solo se puede esperar la apatía del electorado, la necesidad de alejarse de una componenda alevosa cuyo propósito es la complacencia de la dictadura. La convocatoria de las elecciones regionales carga con ese pesado lastre, que la convierte en un llamado al desánimo o simplemente en la clamorosa invitación al...

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