El vuelo de las ánimas

Desde su origen onomástico, cuando por la laguna de Sinamaica a Américo Vespucio se le prendió el bombillo y bautizó al territorio que navegaba como «Pequeña Venecia», los principales pecados de Venezuela han sido la ilusión óptica y la falta de sentido de la proporción. Los palafitos deben haberle evocado vagamente al explorador los palacios venecianos.La idea de Venezuela surgió de la comparación nostálgica de un italiano perdido por el hoy estado Zulia a quien nuestra visible «pequeñez» le permitió disimular la exageración de su propio espejismo. A eso le llaman ironía, recurso de condescendencia que los europeos manejan con soltura.Los venezolanos optamos por perseverar con el espejismo y, declarándonos independientes, nos pretendimos también sublimes y altos, como un ciprés. No tomamos en cuenta que la naturaleza de los pinos es lidiar con el clima seco y que, en lugar de enraizarse hacia dentro para encontrar fuentes de agua, se anclan horizontal y superficialmente, lo que los hace proclives a quebrarse cuando el viento les da de lleno. Así nos quebramos nosotros: en nuestra megalomanía y en nuestro deseo de merecérnoslo todo, en nuestro nacionalismo histérico y polarizador, en nuestra premura y falta de cuidado con los detalles, un patuque psicosocial que nos hace confundir los términos para poner demasiadas cosas fuera de lugar.¿Cómo se explica que un presi dente intente rescatar su maltrecha popularidad decretando una orden de saqueo contra tiendas de electrodomésticos? ¿Cómo se explica la relación entre un botín ridículo compuesto por una computadora portátil, seis relojes, un par de yuntas, una cámara de video, una cadena y un par de altavoces para computadora y la saña de quienes apuñalaron en su propia casa al profesor de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Guido Méndez, y a su madre? ¿Cómo se explica la brutalidad del asesinato de Mónica Spear y de su esposo mientras, con su hija de cinco años, hacían turismo nacional? Y sobre todo, ¿quién entiende cómo el ex ministro de comunicaciones, Andrés Izarra, a más de tres años de su infame carcajada por CNN para replicar las cifras de muertes violentas presentadas...

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