Vulnerables

En sus diarios, el escritor peruano Julio Ramón Ribeyro se refería de vez en cuando a la enfermedad y a las dolencias que aquejaban su cuerpo. Pensaba que la fragilidad física podía ser también un elemento controlador de los deseos y de las ambiciones humanas. Un irremediable y brutal cable a tierra. Ya no pido Âescribió alguna noche de diciembre de 1965Â encontrar buenas noticias en los diarios o en las cartas que recibo o poder escribir algo honorable, ni siquiera recibir dinero de algún lugar, sólo que se me ahorre ese dolor tenaz, renovado, artero, que en el metro, en la oficina, en casa o en la calle con amigos, me demacra en pocos segundos y me deprime moralmente hasta la misantropía. El cuerpo siempre pone los límites. Nuestra voluntad y nuestra ansia están sometidas a esa condición. Ser de carne y hueso no es una simple metáfora. También es un diagnóstico, una definición clínica. Un destino. No en balde Robert Burton, a quien se le atribuye el primer libro de medicina ÂLa anatomía de la melan colía, en 1621Â afirmaba que la enfermedad es la madre de la modestia. Nos regresa a lo que somos. Efímeros y provisionales. La lamentable enfermedad del Presidente quizás devuelva el país a esa misma tesitura. Aunque no tengamos una información concreta, aunque hasta el momento existan más especulaciones que certezas, de repente tal vez se instale entre nosotros una nueva fragilidad, por lo tanto, una nueva manera de mirar y de saber. Los mitos no se enferman. El poder que lleva doce años tratando de hechizarnos con un discurso militar y triunfalista se encuentra de pronto desconcertado ante la diminuta contundencia de una sonda. Si algo tiene la llamada revo lución bolivariana es su vocación mediática y publicitaria, su grandilocuencia. Ofrecen más palabras que realidades. Desde 1998, el país quedó fascinado con la música que repite y repite que somos lo mejor, los herederos gloriosos de Bolívar, la raza que está destinada a ser ejemplo del mundo y a salvar el planeta. Que, además, por si fuera poco, también somos ricos, muy ricos, que tenemos las reservas de gas más grandes del mundo. Que muy pronto seremos una potencia mundial. Que día a día derrotamos a los gringos. Que somos indestructibles. Basta con ver en la televisión una propaganda oficial de la Misión Vivienda para entender esa lógica donde la comunicación emocional sustituye...

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